sábado, 17 de febrero de 2007

LA MAGIA EN EGIPTO

LA MAGIA EN EGIPTO



En Egipto, como todo el mundo antiguo, la magia es considerada una ciencia sagrada y Hermética.

El hermetismo nació en Egipto, y se basa en dos nociones fundamentales:

El principio de contigüidad

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Según el cual una parte puede actuar sobre el todo.

Por ejemplo, para producir un efecto sobre una persona, podría actuarse:

Sobre una parte de su cuerpo, como por ejemplo, sus uñas o sus cabellos, o bien,

Sobre un objeto que hubiera tenido un contacto estrecho con ella, como pudiera ser un anillo.

El principio de similitud

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Según este principio, lo similar atrae a lo semejante

Basándose en este segundo principio, los magos egipcios actuarían sobre una persona haciendo un rito sobre su imagen.

También usaban mucho los muñecos de cera, que en ocasiones, y de alguna manera que resulta incomprensible para nuestra mentalidad, podía actuar como seres vivientes.

También había otro procedimiento: para cargarse de valor guerrero contra un enemigo, los egipcios hacían un rito con hierro, porque este es el mineral asociado con el planeta Marte y con el dios Horus el rojo.

Por eso el mago, también a menudo encarna a una divinidad concreta para producir los efectos de este dios o arquetipo celeste, como sanar, producir un daño, o bien adivinar. Antes de oficiar cualquier rito, el mago necesitaba purificarse, abstenerse de la carne y del sexo durante un tiempo. Finalmente, transcurrido ese tiempo, se daba un baño lustral con agua de una piscina santa, se vestía con ropas nuevas, se ceñía la cinta del conocimiento en su frente, pintaba en su lengua la palabra mar con una tinta especial de color verde y por último entraba en un determinado tipo de trance. Este trances implicaba una despersonalización o pérdida del yo, y le permitía pasar por un rito de muerte simbólica y de resurrección, a raíz de la cual el mago ya no actuaba como él mismo, con su personalidad, sino como el dios al que había invocado. Por eso frecuentemente, el mago decía que no era él, sino el dios el que actuaba a través suyo o el que ordenaba que algo concreto se hiciese. Dado que la magia capta energías sutiles, el mago actúa como un imán que atrae la energía de una esfera celeste o un plano superior concentrándola en su persona y en su espacio mágico. De esta forma, el mago se convierte en algo parecido a una batería o acumulador energético y así puede dirigir esta energía sutil hacia un objeto o una determinada situación, con el fin de producir un efecto determinado en el plano físico.

Una de las operaciones más habituales de los magos egipcios consistía en atraer un espítiu o arquetipo celeste y dirigirlo hacia una imagen o estatua a fin de convertirla en una estatua viviente. Esta creencia de que se podía animar a las estatuas con un determinado tipo de energía es también compartida por iniciados de otras civilizaciones . Como por ejemplo, los chamanes de la polinesia, alejados en el espacio y en el tiempo, que cargan con la energía que ellos llaman mana una estatua o moai, como las que encontramos en la isla de Pascua.

De esta manera, se carga con un poder sutil e inconcebible para nuestra mentalidad a una figura sagrada. Dicho poder todavía es percibido por los turistas en Egipto, en la figura de la diosa Sejmet (leona mujer con cabeza de leona vestida de rojo).

Sejmet es la diosa omnipotente de la magia, de la guerra y de la medicina .

Una imagen de esta diosa podía actuar de forma ambivalente. La estatua de esta divinidad estaba cargada mágicamente con energía. Dicha energía podía ser dirigida con una intención o polaridad tanto positiva como negativa.

De aquí se deduce que el tipo de manipulación a la que se somete la figura, junto con el tipo de rito concreto que se realiza sería lo que transformarían la energía en benéfica o en maligna. No hay energía buena o mala, ni magia blanca ni magia negra. Esto es lo que hace ambiguos a los dioses egipcios.

Seth, (que se representa como un animal no identificado con orejas rectangulares, cola tiesa y hocico ganchudo, y el ojo y el pelo rojos), un dios brutal, maléfico y colérico, con violencia homicida, señor del mal y de las tinieblas, que asesinó a su hermano Osiris. Ese mismo dios también podía ser invocado para curar algunas dolencias, siendo también un protector eficaz contra cierto tipo de ataques mágicos.